lunes, 19 de septiembre de 2011

Aprender a andar en bici, más que equilibrio


Impulsada por curiosos e indagadores que han preguntado sobre mis experiencias como guía bicicletista, he desarrollado aquí una serie de recomendaciones y consejos para los que quieran aprender o “enseñar” a andar en bicicleta. Utilizo las comillas porque verán que esto no se trata simplemente de transferir conocimientos, sino de ayudar a que florezca esta hermosa habilidad. (¡Empíricamente comprobado!)

Sólo tres han sido mis experiencias como guía bicicletista (tres adultos), pero creo que han sido suficientes para permitirme concluir que el 75% del aprendizaje reside en una cuestión emocional, y del vínculo y raport que se genere entre el bicicletista y el que aprende esta nueva habilidad, y que el otro 25% es sólo una cuestión de física mecánica.

Sobre la bici a elegir:

Una bici de paseo es ideal, cuenta con un asiento lo suficientemente amplio y un manubrio colocado a una distancia que permite tener la columna derecha, deja que la cabeza se pueda mover hacia todos lados para estar atento, tiene ruedas más anchas que proveen más estabilidad, indispensable para las primeras experiencias y para generar confianza en quien la monte. Un cuadro de mujer también es preferible ya que es más cómodo para bajarse. El rodado chico, ayuda por la relación piñón-plato y peso, lo que permite ejercer una fuerza menor al arrancar. Me la juego a decir que también visualmente hablando provoca más seguridad (lo sé por cómo reaccionaron mis amigos al ver cada una de mis bicis: a la de carrera rod. 28 la ignoraron, obviamente que ni tenté usarla para ese fin. La MTB rod.26 les pareció re incómoda, y que estaban lejos del piso, cosa aparte la regulación de cambios, etc. La inglesa de paseo rod. 26 les pareció pesada y difícil de maniobrar al compararla con la adorable aurorita rod. 20 de la cual se enamoraron. Esta bici, como dije, es livianita, cómoda, y que visualmente impacta con sensación de que si te caes te haces menos daño porque estás más cerca del piso. De aquí saber que el asiento debe estar lo suficientemente bajo como para que los pies se apoyen cómodamente y en su totalidad sobre el piso.

Ambiente de la práctica:

Mate de por medio, está bueno elegir una calle de barrio tranquila. Un parque también puede ser la opción, pero deberíamos estar en las partes asfaltadas y en momentos en que no haya críos, transeúntes, pelotas y otras bicis correteando por ahí. Además de que se necesita el campo libre de objetos que puedan llegar a ser atropellados, o vice versa, hay que tener presente algo re importante: aprender a usar la bici suele ser una situación de completa exposición, sobre todo si se trata de un adulto (luchemos contra los prejuicios!). También podemos pensar que el pasto amortiguaría más una caída que el asfalto, pero sabemos que éste hace más torpe el pedaleo y manejo del manubrio, ya que hay que luchar con los desniveles del terreno, cacas de perro, etc.

Estrategias:

En principio recomiendo concretar una cita destinada especialmente para esta actividad, un día que el bicicletista y el potencial a serlo tengan tiempo de sobra, como para que no haya presiones, obligaciones por cumplir, etc. Tener en cuenta el factor climático, el calorcito da vagancia, el invierno te tensiona, bienvenida la primavera para cletear! En realidad, esto es a piacere de quién aprenderá. Ambos deben sentirse cómodos, pero él aún más.

Al consumar el encuentro, es preferible comenzar a hablar de todo lo que tenga que ver con la vida en bici, el cambio que hará en su vida al aprender a usarla, los beneficios en todos los niveles que incorporará. Si hallaron contras de su uso (yo no he encontrado), también hablar al respecto fundamentando todo, etc. Procurar contacto real con la bicicleta. Encomendar actividades al que va aprender para que se relacione y encariñe con la bici, por ejemplo, que la transporte, que le infle las cámaras, etc. Está bueno, también, hablar y dar algunas indicaciones de mecánica: el funcionamiento del piñón y plato, frenos, cámaras, cubiertas, cambios, cadencia del pedaleo, etc. En fin, charlar bastante de la filosofía bicicletista. Para ello quien guiará la debe tener en claro. Claro que cada uno tendrá su propia interpretación de ella, pero lo más acertado es hablar referente a la libertad. En la profundidad del asunto, sabemos que andar en bici es libertad, libertad para trasladarse, libertad mental, libertad corporal, libertad pulmonar, libertad visual y auditiva, independencia, pero una independencia que suele ser compartida, porque no hay nada más lindo que pedalear con un prójimo con quién charlar, o alguien que te enseñe a reparar tu bici, o no, simplemente disfrutar del camino y del viajar compartiéndolo con algo de naturaleza.

Al salir a la vereda, dependiendo de su estado y la zona, claro, se le puede indicar al aprendedor que se siente en la bici, empiece a probar el asiento, la altura, que esté lo más cómodo posible. Una vez regulado todo, que empiece a intentar impulsarse directamente usando los pies contra el suelo como propulsores, y que lentamente así llegue al lugar destinado específicamente para el pedaleo.

Luego de esa familiarización, recomiendo el método A (así fue como aprendí yo): se complejiza lo que veníamos proponiendo: comienzan a usarse los pedales. Básicamente hay que decirle que una vez que se haya impulsado desde el piso, localice los pedales, se posicione en ellos e intente pedalear lo más que pueda, cuando sienta que se cae, que apoye los pies y listo. Van a ver cómo se van logrando cada vez más pedaleadas antes de tocar el suelo.

Inmediatamente debe entrar en acción el cuerpo y fuerza de quien ayuda, que será inversamente proporcional a la confianza que vaya adquiriendo el aprendiz. Es decir, entra en juego el método B, que consiste en que empiece pedaleando directamente mientras la guía le tiene la bicicleta desde atrás, procurando la estabilidad de la bici. Va a haber que ayudar al impulso empujando, caminando y/o trotando a la par de la misma. Ayudan también las sinceras palabras de aliento, harán que el aprendiz se sienta más contenido.

También sugiero intercalar el Método A y Método B de vez en cuando. Así se va a ir logrando desplegar confianza y saldrá andando nomás. Primero decirle que vaya ida y vuelta por la misma calle. Luego una vuelta manzana por la vereda. Lo ideal, obviamente es que ambos tengan bici, y luego salir a dar vueltas manzanas protegiendo al aprendiz y guiándolo (yo usé el velódromo de Lanús, buen lugar. Los sábados hay carrera, está bueno para merendar, luego se puede usar la pista y está re piolita).

La cosa es que hay que tener amor. Saber que mientras más tiempo pasa de no aprender ésta habilidad, más cuestiones internas y emocionales se interponen para llegar a un pedaleo óptimo. Si el que está introduciéndose en el pedaleo es un ser adulto, entender que existen motivos por los cuales no ha llegado aprender aún. Algo que para muchísimos es muy intuitivo, para otros es una pseudociencia indescifrable. Entender que no es una mera cuestión de equilibrio, sino de liberación en varios de sus sentidos.

¿Cómo se remata? paseando por bicicleterías, creando un flasheamiento bicicletero. Intentar prestar bici, conseguir por algún lado. Prestar pelis de cosas con bicicletas. Obsequiar timbres. Asegurar salidas en bici, etcetcetectectecte y demás recursos que todos nosotros usamos todo el tiempo.

Espero que le sea útil a alguien. Bueno, mejor a muchos!